IDILIO

El pasado entorna como reclamo mudo a tu conciencia.
Esas melodías que tanto escuchas,
mi verdad, relato en canción.
¿Por que la dedicas a otra?

La que vive en tu memoria soy yo.
Como puñal hiere mi costado,
delirio que sobrepasa la perdida de razón.

Inconciente tendida,
ráfagas frías, esa soy yo.
Tu bebiendo de un río sin cause,
mi sed se sacia en el fondo de tus labios.

Mientras mi sangre al fluir va cantando tu nombre,
la brisa de la noche lo repite al pasar.
Eres como una cicatriz,
sanas pero nunca desapareces.

Caricias ausentes tatuadas en mi cuerpo.
Perpetua condena tu piel en mi piel.
Entre la bruma de este crepúsculo cobras vida.


Dibujando siluetas con manos ligeras,
inexpertas como el repique latente de tu lengua.
En tu pecho quiero jadeante recorer cada linea, cada espacio.
Pentagrama donde solo mi música vive anclada.

Quiero ahogarme en tus besos,
hundirme en tu piel.
Báñame de tu sudor sangre,
agua del infierno de tu cuerpo quiero beber.

Devórame con tu boca y respira mi aliento.
Encadéname en tu atrio,
enreda tus dedos en mi cabello.
Pídeme que con mis labios roce tu entrepierna y
que con mi lengua teja un macramé.

En el arco de tu espalda dejo huellas.
En mi boca dejas sabor a ti,
en las manos humedad.
En mi cuerpo el deseo insaciable de sentirte.